El Estrabismo es pérdida de alineamiento de los ojos. Cuando los dos ojos dejan de estar en paralelo y uno de ellos se desvía es cuando se considera que hay un estrabismo.
Todos los estrabismos son potencialmente corregibles. Bien sea mediante gafas, prismas o con cirugía. Primero se valora si el niño tiene algún defecto de graduación, ya que la mayor parte de los estrabismos son derivados de defectos de graduación no corregidos.
Primero se intenta lo más fácil y menos traumático, que es el utilizar la gafa (si el niño la precisa, porque no todos la precisan). Si no es un estrabismo derivado de un problema de graduación, sino muscular, se valoran otros procedimientos, como la utilización de prismas, toxinas botulínicas o cirugía. En el Instituto, si es un estrabismo quirúrgico empezamos a valorar cirugías a partir de los tres años.
En adultos, si empieza a torcer de la noche a la mañana, también empieza a ver doble. En ese caso programamos cirugías precoces.
El estrabismo es la causa más frecuente del ojo vago. Si un ojo está desviado, no mira por la zona central de la visión, por la zona de la mácula, y no aprende a ver al ritmo del otro ojo, el que sí está fijando. El ojo que fija mejor es el que adquiere una buena calidad de visión y el que está desviado no llega nunca a tener tan buena calidad de visión como el otro. Y entonces, el tratamiento en esos casos –independientemente de que tenga que ponerse las gafas- pasa por tener que tapar el ojo bueno y asegurarte de que durante unas horas al día mire con el ‘ojo malo’. Sin embargo, si el estrabismo es alternante y tuercen indistintamente los dos ojos, ambos aprenden a ver simultáneamente y no tiene por qué originarse un ojo vago.